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Perfil Ideal del Político Mexicano

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Recientemente las controversiales declaraciones de la ahora diputada Carmen Salinas han suscitado un debate público bastante interesante. Y es que la mayoría de los críticos la acusan de ser autoritaria, ignorante y prepotente. Si bien es cierto que sus declaraciones fueron de lo más desatinado posible, por el otro lado de la moneda se encuentra la razón por la que ésta mujer hoy tiene un puesto en el Congreso: su popularidad. Tanto ella como el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, recientemente incursionan en la política del país gracias a su popularidad y afinidad con la gente. Ella por el hecho de haber sido actriz de telenovelas durante muchos años y él por haber sido uno de los mejores futbolistas de México.

En ese entendido hoy en día es evidente que no siempre los candidatos más populares son la mejor opción para representarnos. Ahí tienen a Donald Trump, otro actor popular del partido Republicano, a quien muchos describen como ignorante, prepotente y discriminatorio, y no obstante, lidera gran parte de las encuestas de opinión.

Pero, ¿Cuál es entonces el perfil ideal del político en México? Es importante reflexionar sobre esto, ya que también hemos visto que la clase política “educada” y tradicional es la que nos tiene hundidos en un país que solo favorece a las élites. Entonces, ¿qué político es mejor?, ¿un tecnócrata de clase media alta, con estudios de calidad y desentendido de la gente más pobre? o ¿un futbolista sin estudios que lo avalen, pero con tanta popularidad que a la gente no le importe su desempeño en el gobierno?

El perfil político que México necesita es un perfil de servicio público. Es decir, que no ostenten el poder personas que busquen cargos públicos por ambición o porque su popularidad lo permite. Y es por esto que los mexicanos necesitamos urgentemente dejar de caer en la indiferencia de pensar que “todos los políticos son iguales”, y por lo tanto dejar de votar y no darle importancia a quien nos gobierna.

No es lo mismo Blanco a Kumamoto, ambos electos en el mismo panorama de desafección política, pero en el caso de Kumamoto se denota una clara vocación de servicio en donde por ejemplo, comparte públicamente su celular –y lo atiende- para generar un vínculo de cercanía con la ciudadanía y donde más allá de explotar su popularidad, se rodea de personas expertas para profesionalizar su trabajo. Hasta el momento Kumamoto no se ha visto tan incluyente con las clases sociales más desfavorecidas, sin embargo cuenta con metas y un proyecto definido para su gestión de gobierno y es un político con disposición de escuchar y de atender a quien desee contactarlo.

No existen políticos perfectos, pero lo importante es que quienes ejerzan cargos públicos lo hagan con espíritu de servicio. No es posible que en el país sigamos reciclando a los mismos personajes políticos que se han dedicado a engañarnos, robarnos y mentirnos, votando por ellos primero para una diputación, luego para una Presidencia Municipal y luego para una Gubernatura.

La esperanza y las expectativas del país se encuentran hoy centradas en las candidaturas independientes. Pero entendamos que el desempeño de cualquier político –independiente o no- depende en gran medida de nuestro nivel de incidencia en su trabajo. Es decir, participar con el político durante su gestión de gobierno. Contactarlo cuando se deba, participar en las convocatorias ciudadanas, exigir que cumpla con sus propuestas y si no cumple o no es servicial, entonces exponerlo y castigarlo con nuestro voto. Recordemos a Platón: “El precio de desentenderse de la política es ser gobernados por los peores hombres”.

Cuando existe vocación de servicio en una persona es evidente. Si un político quiere mejorar su entorno y la calidad de vida de su gente, brinda las condiciones reales para que esto suceda de la mano no solo de expertos, sino también de las personas. Pero, cuando un político se engancha con el poder por razones ajenas al bienestar común, es cuando tiene en la mira su siguiente puesto sin antes haber cumplido con sus responsabilidades en el primero. Es por esto que la reelección en México es un arma de doble filo, ya puede reelegirse tranquilamente un personaje popular o mediocre en su desempeño, si la gente es lo suficientemente desinteresada como para permitir que así suceda.

Entonces el perfil ideal del político en México debería ser para gobernantes que estratégicamente se rodeen de expertos –nadie es todólogo-, que cuenten con un plan realista de acciones de gobierno y que las cumplan, que sean cercanos a las personas y que les proporcionen herramientas para incidir en su trabajo público. Y por último, que sus valores siempre se encuentren dirigidos a favorecer al bien común. Cuando los políticos generan resultados y cumplen sus compromisos es cuando son verdaderos candidatos a reelegirse o para aspirar a puestos de mayor responsabilidad. Es nuestro deber vigilar que así sea.

El mayor castigo para quienes no se interesan en la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan. Toynbee.

Gladys Fabiola Pérez Martínez
Guadalajara, Jal.
Twitter: @glaperezm